Por primera vez, el artículo de hoy no hablará explícitamente de vinos. O mejor dicho, no tratará únicamente de vinos, sino de bebidas ideales que tienen en el vino su base. ¿El típico vino con gaseosa de restaurante de carretera? ¿El tinto de verano que todo buen amante del camping tiene en su nevera portátil? ¿O quizás el buen kalimotxo hecho con vino de tetrabrik y coca-cola de marca blanca en alguna barra de concierto en Euskal Herria? Casi, pero no del todo. Técnicamente hablaremos de combinados populares como estos, sí, pero que se acercan más al concepto de cóctel. La tesis del artículo es simple, pues: recomendar tres vinos para no beberlos como vino, sino como bebida refrescante, seductora y popular para disfrutar con camiseta de tirantes y chancletas. Sin lujos ni estridencias, pero con glamur.

Una cosa es que no propongamos cócteles refinados de barra de bar lujosa de hotel de cinco estrellas, sin embargo, y otra es que no olvidemos que beber un buen cóctel siempre tiene alguna cosa de cinematográfico, ni que sea por James Bond. Es por eso que en esta Bodega de ElNacional Cocktails Special Edition nuestra sumiller Meritxell Falgueras nos propone 3 buenos vinos capaces de convertirse en combinados de película.

Aymar Ice Extra Dry
Aymar

D.O. Penedès
Macabeo, Xarel·lo, Parellada y vermú
Alrededor de 13€

El primer combinado de película no es cinematográfico, sino publicitario. Desde hace unos cuantos años, los anuncios televisivos de cava "ice" nos bombardean verano tras verano, pero tienen un problema importante: dicen que sólo puedes beber vino espumoso en una copa balón llena de hielo si eres una persona guapa, tienes amigos guapos y te puedes permitir pasarte todo agosto haciendo fiestas guapas en un velero amarrado en alguna cala guapísima de la Costa Brava. Que el cava semi-seco de toda la vida ahora se haya transformado en un cóctel glamuroso para beberse con cubitos, frambuesas, rodajas de naranja o un twist de lima es una buena noticia, ya que por lo menos ha conseguido que muchos jóvenes vuelvan a beber aquellos cavas que sus abuelas consumían compulsivamente para acompañar los barquillos en las comidas de Navidad, pero claro está, que el marketing de este nuevo producto sólo interpele a los guapos nos deja a la inmensa mayoría fuera de juego. Eso por no hablar de la gente de interior. ¿Habéis visto alguna vez a alguien bebiendo cava "ice" en Josa de Cadí, Camprodon o Jaca? Nosotros tampoco.

aymar ice classic penedes cava

Una copa de Aymar Ice con el mar de fondo. O quizás es el pantano de la Baells, en el Berguedà. (Aymar)

Contra esta dictadura marquetiniana de la guapura, Aymar Ice Extra Dry es un "ice" diferente, ya que para empezar no es cava, sino Clàssic Penedes. Un "ice" de autor, elaborado con la mezcla tradicional y con un suave toque de vermú que lo convierte en uno espumoso diferente y eléctrico, ideal para beber como aperitivo o como long drink. Un "ice", en definitiva, pensado no sólo para los guapos, sino también para los que sabemos que la belleza importante es la que reside en el interior.

Diamante Prosecco
47 Anno Dominio

Prosecco Veneto
Chardonnay, Pinot Gris, Glera
Alrededor de 9€

No sabemos si realmente para beber cava "ice" hace falta ser guapo, pero sabemos que José Luis Garci escribió que beber negroni en una terraza de la Piazza Navona cualquier mediodía de primavera te transforma automáticamente en una persona guapa. Si el director de Volver en empezar volviera a escribir hoy Beber de cine (Notorius Ediciones, 2016), seguramente afirmaría que beber un spritz te transforma en guay, ya que en menos de diez años ha pasado de ser un combinado local del norte de Italia para cortar un vino malo a convertirse en uno de los cócteles vespertinos más populares entre los jóvenes de medio mundo. La historia dice que nació como una fórmula de los soldados del Imperio Austríaco durante la dominación austro-húngara de Trieste para rebajar los vinos del Vèneto, de alta graduación, con un poco de soda. Aquellos spritz originales se han acabado convirtiendo en un aperitivo chispeante, seductor y que llena las terrazas de media Italia y buena parte de Europa cada noche, haciendo que ir a Venecia, Padua, Milán o Verona y no beber spritz sea un pecado tan grande como intentarlo elaborar con Cava, Corpinnat o Clàssic Penedès en algún bar de Valls o Plasencia, pongamos por caso.

prosecco dock spumante

Una botella de Diamante Prosecco, un prosecco bio y vegano ideal para hacer un spritz y sentirse guay. (Anno Domini)

Aquí es donde queríamos llegar: para hacer un buen spritz se necesita vino blanco seco y espumoso, es decir, prosecco. Para prepararlo, sin embargo, antes es necesario llenar el vaso con tres cubitos y 2/4 de bitter, normalmente Aperol, Campari o Select. A partir de aquí, 1/4 de prosecco, como este Diamante Prosecco que por sí solo hace sombra alguna a los espumosos elaborados en Catalunya pero que es ideal para hacer un spritz, y después 1/4 de soda. Hecho esto, sólo hay que añadir una rodaja de naranja, una aceitunita y la imaginación suficiente para comprender que beber spritz, tanto si nos encontramos en la Piazze delle Erbe de Padova como en la calle Avinyó de Ciutat Vella, es siempre una invitación a vivir un instante de cine, cerrar los ojos y sentir que Audrey Hepburn está a nuestro lado disfrutando de unas vacaciones italianas de película.

La Ina Fino
Lustau

Jerez-Xerès-Sherry
Palomino y Palomino Fino
Alrededor de 6€

Hablar de cócteles hechos con vino y no hablar del rebujito sería tan ingrato como ir a Jerez de la Frontera y pedir una botella de Burdeos en un bar. El rebujito, sin embargo, más que un vino de película sería un vino de documental, ya que su historia es digna de un reportaje especial en la Muy Interesante: el brebaje no se inventó en ninguna feria andaluza, sino que fue obra de los ingleses, que en la época victoriana crearon el Sherry Coppler, un cóctel de agua carbonatada, azúcar, zumo de limón, Sherry y hielo picado. Es un cóctel con casi dos siglos de vida y que todavía tiene un gran éxito en el Reino Unido, donde se lo toman a media mañana y sin ninguna cantaora de flamenco vestida de sevillana cerca. De hecho, el Sherry Coppler fue tan popular desde sus inicios que incluso Jules Verne lo menciona a Viaje al centro de la Tierra. ¿Por qué, entonces, tenemos tan asociado el rebujito como un invento sevillano?

La Ina Jerez

Una botella de Fino La Ina, ideal para preparar un buen rebujito que haga llorar de emoción a un señor de Southampton. (Lustau)

El rebujito era prácticamente inexistente en España hace treinta años, pero el año 1985 se tiene por primera vez constancia de él en las fiestas del Corpus de Granada, y desde entonces se ha convertido en la bebida más popular de cualquier festejo andaluz. El motivo es sencillo: es refrescante, es sencillo de hacer y, sobre todo, está buenísimo. En Sevilla lo elaboran con vino manzanilla, en Lepe con horchata y enRota con vino blanco, pero el rebujito auténtico es con vino fino de Jerez, como por ejemplo este La Ina. La receta es tan básica como fácil es bebérselo: 1/3 de fino, 2/3 de refresco de soda y unas cuantas hojas de menta. Tan simple como eso. Tan agradable que se hace difícil no beber más de un vaso. Tan simpático como comprender porque en Jerez dicen que después del otoño, el invierno y la primavera no llega el verano, sino el rebujito.