El día 23 de abril del año 2014 una frase de Josep Pla aparecía escrita en una inmensa pared del centro de Palafrugell con una falta de ortografía garrafal: "De begades penso en Palafrugell", decía la pintada. Aquel error ortográfico que hacía sangrar los ojos era intencionado, sin embargo, ya que se trataba de una intervención artística de Enric Farrés que tenía como principal objetivo, aparte de homenajear al autor de El cuaderno gris, proponer una reflexión en torno a la ortografía y la reacción humana ante los errores. Poco tiempo después, quien escribe estas rayas se encontraba trabajando en aquella época en Girona cuando una tarde, de repente, también una frase con otro error ortográfico apareció de la nada: "Vine i beuràs la Costa Brava", que en castellano sería "ven y beberás" en vez de "ven y verás".

 

Atravesar la puerta de un comercio en la plaza del Oli de Girona y ver la Costa Brava por una ventanilla parece tan complicado como creer que alguien, en plena tarde de julio, pueda tener ganas de beberse un vaso salado de agua de mar de la playa de Pals, pero obviamente todo tenía un sentido: la frase era el reclamo promocional de una tienda de vinos recientemente inaugurada en la ciudad del Onyar y que, aquella noche, celebraba una cata guiada de vinos DO Empordà. ¿Era verdad, sin embargo, que puede beberse la Costa Brava? ¿Qué pensaría, de eso, Josep Pla?

Con el precedente del Mur de les plamentacions de Palafrugell todavía en la retina, a buen seguro que más de un gerundense, al ver aquella tarde la enigmática frase sobre la Costa Brava en la puerta de una vinatería, se preguntó durante unos segundos si es que realmente la provincia de Girona en general había decidido declarar la guerra al IEC y empezar a escribir de manera postfabriana, pero la verdad es que no: sí, de acuerdo, para casi toda la diócesis de Girona la vocal o tónica es radicalmente diferente de una o tónica de alguien de Cornellà, Gandesa o Balaguer, pero ni los gerundenses escriben "begades" ni confunden el verbo "beber" con el verbo "ver".

Palafrugell pintada Josep Pla TUIT

Imagen de la intervención 4 días sin patio en Palafrugell, el año 2014. (Joan Vilardell)

Lo que segurísimo que tampoco confunden nunca los gerundenses, sobre todo los del Empordà, es la Costa Brava con cualquier otra costa del mundo. Lógicamente, por otra parte. De hecho, es difícil encontrar a alguien de Begur o l'Escala afirmando que su playa preferida de Catalunya es la de Cambrils o la de Cubelles. Casi tan difícil como encontrar un vino del Empordà que no haga referencia en su etiqueta a "la esencia de la tramontana" o a las "viñas cerca del mar" que glosó Josep Maria de Sagarra en aquel célebre poema escrito en Port de la Selva.

También escribió Josep Pla que las viñas del Empordà son "el elemento que da color al paisaje". Para saber si el Empordà se puede beber o no a través de una copa de vino, en esta Bodega de ElNacional Empordà Special Edition nuestra sumiller Meritxell Falgueras nos recomienda tres vinos ampurdaneses que contienen, cada uno de ellos a su manera, la esencia de este territorio con más de 2.500 años de historia vinícola y que fue la puerta de entrada del cultivo de la viña en la península Ibérica a través de Empúries y Rodes.

DON Emporda viñas mar

Paisaje vinícola de la D.O. Empordà con las viñas junto al mar. (DO Empordà)

Primero los griegos, después los romanos, más tarde los monjes medievales y finalmente nuestros tatarabuelos -y los tatarabuelos de nuestros tatarabuelos- han mantenido viva la esencia vinícola del Empordà, el territorio catalán que de tan perfecto que es da rabia y todo: pueblos de postal, pintores universales, escritores imprescindibles, playas idílicas, paisajes de interior bucólicos y, por si no fuera suficiente, vinos de gran calidad. Mirándolo bien, si el Empordà es casi perfecto, tiene toda la lógica del mundo que sus vinos casi también lo sean.

Perafita Picapoll
Martín Faixó

D.O. Empordà
90% Picapoll y 10€ Moscatel de Alejandría
Alrededor de 10€

Ahora ya nadie utiliza la expresión, pero una de las maneras más curiosas que Josep Pla tenía de adjetivar los vinos de poca graduación era el concepto "vinos pequeños". Además, eran los vinos que más gustaban al autor de Lo que hemos comido, donde diferencia esta clase de vinos de los "vinos gruesos", que describe como "auténticos bloques de vino casi sólidos que llenan la boca, remueven los intestinos y serían capaces de tirar al suelo incluso las pirámides de Egipto". Por eso creemos que a Pla le gustaría este Picapoll de la bodega Martín Faixó, un vino fresco, agradable, de acidez acentuada y con un recuerdo de fruta blanca madura. En definitiva, un "vino pequeño" de color amarillo pálido y con ADN 100% Cadaqués, quizás por eso tiene un fuerte componente de salinidad capaz de transportarnos con un solo trago en los paisajes marítimos del Cap de Creus.

Perafita Picapoll 2020, Martín Faixó

Flor d'Empordà 2015
Vinyes d'Olivardots & Vins i Licors Grau

D.O. Empordà
Cariñena, Garnatxa y Sirah
Alrededor de 32€

"El Empordà como un todo rebasa mis medios de percepción", escribió Pla haciendo referencia al tamaño de su pequeño país. Ciertamente hay un Empordà menos turístico y concurrido que la Costa Brava o el Empordanet, pero igual de fascinante: el Empordà interior, ubicado en la comarca del Alt Empordà, en aquellas tierras abrigadas en el regazo de las sierras de Rodes y de las Alberes que parecen formar un arco imaginable que va desde el Cap de Creus a la denominada Garrotxa d'Empordà. Aquí, más cerca de la Catalunya Nord que del mar Mediterráneo, es donde nace Flor d'Empordà, un vino de guarda elaborado por Vinyes d'Olivardots en colaboración con Vins y Licors Grau. ¿Por qué gustaría a Pla? En primer lugar, porque Grau es un negocio de su Palafrugell natal. Y en segundo lugar, sencillamente porque se trata de un vino que rezuma autenticidad y empordaneidad, nacido en viñas viejas del terruño de Olivardots, en Capmany, y elaborado de forma ancestral con todo tipo de detalles. Plantas aromáticas, especies y un buen fondo mineral, en nariz; entrada sedosa y fresca para acabar ganando volumen e intensidad, en boca. Un vino tan versátil como el paisaje ampurdanés, que es "como una canción variante y diversa".

Flor de Empordà, Viñas de Olivardots

Aires de Garbet 2016
Peralada

D.O. Empordà
100% Garnacha negra
Alrededor de 40€

Las viñas de la Finca Garbet no están sólo cerca del mar: se precipitan en él. Por una parte, parece que tengan que caer encima de la playa; de la otra, forman un tipo gradería donde las cepas de garnacha negra -entre otras variedades- observan el espectáculo permanente de este rincón del Cap de Creus ubicado en el municipio de Colera. En estas terrazas de pizarra donde el mar actúa de regulador térmico natural y la tramontana peina constantemente los pámpanos nace Aires de Garbet: un vino de importante abanico aromático en nariz y fresco, intenso y sobradamente equilibrado en boca. Posiblemente podríamos describirlo como un "vino grueso" de taninos maduros y sedosos, con un postgusto tan largo como la línea del horizonte, sí, pero posiblemente también podríamos aventurarnos a decir que a Josep Pla le encantaría. ¿Por qué?

Aire de Garbet, Castillo de Perelada

Porque Aires de Garbet no es un vino que transmita el Empordà idílico de los anuncios de cerveza y con señores de mediana edad con camisa blanca de lino, sino más bien lo contrario: el Empordà salvaje, furioso y de altísima personalidad que sigue existiendo de septiembre a mayo, cuando los veraneantes se marchan pero la vida sigue y el mar, el sol, el frío o la tramontana vuelven a ser los protagonistas encima del escenario de este anfiteatro que es la vida. Por eso a Pla le gustaría este vino: porque contiene el carácter que ninguna nota de cata es capaz de explicar.